jueves, 22 de noviembre de 2018

Fiestas swinger en Mérida. Reseña de “Eventos SW en Mérida”


Por Jardin de adultos

fortuna para nuestro querido Jardín de Adultos, nuestro amigo Juán Jiménez, corresponsal oficial de este diario en la blanca y siempre hermosa capital yucateca, nos mandó la historia de su debut en las lides liberales. Los hechos acaecieron gracias a las gestiones de Casa Club Paraíso SW y nosotros nos sentimos muy felices de darle foro a la siguiente historia:
Después de tanto esperar, por fin llegó el día, (o la noche), que tanto deseamos: nuestra iniciación swinger. Yo tengo treinta y siete años y ella treinta y uno y… ¿que es lo que paso? ¡Que nos encantó! 

     El lugar al que asistimos es una casa club de eventos sociales con áreas verdes, piscina y unos cómodos colchones, todo con decoración minimalista muy nice. Llegamos tarde, nos perdimos y debo confesar que fuimos por compromiso, pues nuestra relación, de común acuerdo, estaba en fase terminal. Yo iba en el taxi vomitándome de los nervios. No sabía qué esperar, pero después de un rato de angustia llegamos al lugar. 

     Seguía muy nervioso.  Entramos después de pagar el cover y recorrimos un largo andador rodeado de jardines. La iluminación era muy suave. Subimos unas escaleras y llegamos a una terraza donde se ubica la alberca y, a sus alrededores, las mesas desde las que sentí un montón de miradas fijas en nosotros, “los nuevos”. Hasta el fondo estaba instalado el sonido. Instintivamente nos fuimos hacia allá. Me sentí como un chavito de secundaria que va a su primer fiesta con gente de preparatoria. Logramos hacer contacto con la anfitriona, quien se portó siempre muy amable, (desde que solicite información por WhatsApp) y nos fue a sentar con algunas parejas. Había gente de todo tipo, todos en muy buen plan, tal vez también nerviosos por ver a mi mujer, que yo, posiblemente por el amor consideré la mas bella de todas las flores que había en el jardín.

       De las tres parejas con las que estábamos, una era mayor que nosotros y las otras dos, como de la edad de mi esposa o más chicos. Las mujeres mas jóvenes eran morenas, delgadas y simpáticas, un tipo que me agrada, aunque mi esposa sea de piel clara. La mayor era chaparrita y muy platicadora. Seguían llegando parejas y entonces le dije a mi esposa que viera a la mujer que acababa de llegar, pues nuestro acuerdo era que ella escogería a la mujer.  Después de un rato de observarla y a su pareja, estuvo de acuerdo en que eran los más atractivos de  la noche, aunque reconozco que ella me gustó más de lo que él a mi esposa. 

     El tema de la reunión cambia cada mes y esta ocasión era pool party. La invitación hablaba de un concurso. Otra confesión que debo hacer: esa misma noche compramos en el autoservicio una botella de whisky y el traje de baño de mi esposa. A partir de eso momento en el que la ayudaba a escoger, entre los distintos modelos, nuestra vida cambiaría para siempre. Fue como apostarlo todo, ya no había nada que perder. El concurso consistió en un desfile de las mujeres al rededor de la alberca acompañadas de sus parejas. Concursaron unas veinte parejas, entre ellos nosotros y Bruno y Bere, la pareja que nos entusiasmó y que, curiosamente, fueron nuestros vecinos en el concurso. Él empezó a hacer la platica y a romper el hielo. Entendí que el interés era mutuo y, por dentro, me alegré y traté de que todo fluyera sin presión. Nuestras esposas no ganaron el concurso, aunque fuimos de las cinco parejas semifinalistas y fue Bruno quien mencionó que las nuestras eran las mas hermosas de la reunión. Yo estuve de acuerdo.
     El calor, a pesar de la hora, era mucho y como nadie se decidía, me arroje de un clavado a la alberca. De pronto media fiesta siguió mi ejemplo y me acompañaba felizmente. Ya en el agua Bruno y Bere trataban de mantener a raya a las demás parejas; nos volvimos muy solicitados, cosa que a mi autoestima le cayó bastante bien. Bruno, mas experto que yo empezó a manejar la situación, haciendo que las mujeres se besaran y se quitaran los trajes de baño ahí, en la alberca. Toda la fiesta estaba atenta al cuerpo desnudo de mi esposa y al de Bere. Las dos parecían fundirse en un beso como la llama de una hoguera alimentada por un remolino de viento. La alberca hervía de amores prohibidos, los mas incendiarios. Decidimos los cuatro ir en busca de una habitación para saciar un erotismo que llegaba a la lujuria, pero la bebida me jugaría una mala broma que aun no es tiempo de contar aunque ya sea fácil suponer. 

     Los cuartos estaban llenos y fue Bruno quien señalo una especie de cama con cortinas al final de un obscuro corredor. Empezamos con los orales, la cosa estaba increíble y, de la nada salieron una pareja de chicas y otra pareja hetero muy atractiva. Mi esposa le hacía un oral a Bruno y Miriam y Alex empezaron a tocar su culo al aire. Para ella fue el mejor momento de su vida al parecer y yo estaría muy de acuerdo. No obstante, Bruno no se sintió cómodo y nos invitó a seguir jugando en su casa. No podía creer que estaba a punto de hacerlo con Bere; la mujer de Bruno no sólo es bella, tiene, además un cierto aire de misterio que la embellece aún más. Bruno es un poco más alto que yo y mas musculoso. Tiene el gran atractivo de ser respetuoso y directo a la vez. Se inmediato me sentí como con un viejo amigo. 

       Cuando llegamos a su auto tuve la sorpresa adicional de viajar en un Audi TT, un carro deportivo pequeño Un auto seductor. Llegamos a “su casa”, más bien a donde llevan a sus victimas sexuales. Es un lugar sin muebles con excepción de la recamara, pero con acabados de lujo y una enorme, limpia y deliciosa cama. Al lado del cuarto había una terraza muy amplia con jacuzzi, al que nos metimos en algún momento de la noche. La borrachera en mi, era ya evidente y en toda la noche no tuve una erección firme o duradera. Eso me deprimió también en algún momento, mas intentando corregir el error volqué todas mis fuerzas en un oral de larga duración, el cual, incluso, puso a mi esposa celosa. De la misma forma Bruno, quien no toma y no fuma, tuvo tres descargas poderosas dentro de mi esposa quien con sus gritos me iba narrando lo que ocurría entre ella y nuestro nuevo amigo. La cosa, a pesar de mi impotencia etílica, fue de lo mas extremo que he vivido y mi conclusión es no beber o beber muy poco cuando volvamos a ver a nuestros nuevos amigos. Los extrañé desde el momento que muy cortésmente nos dejaron en la puerta de nuestra casa como a las nueve de la mañana siguiente.

      Mi esposa y yo entramos en un periodo de hibernación erótica. Rodeados de besos y caricias mutuas hemos cambiado de parecer respecto a separarnos, por lo tanto, me sumo a aquellos que argumentan que el swinger es un movimiento salvavidas, por que salva matrimonios, relaciones; donde tal vez otras cosas no pueden ayudar. Debo decir que ese es mi punto de vista basado en mi propia y única experiencia: para mí fue muy afortunada. Desde hace ocho años que nos hicimos novios, mi esposa y yo hablamos de la fantasía de hacer tríos La idea que evolucionó hasta que nos decidimos por entrar en el mundo sw. Ahora puedo decirlo, me dan ganas de gritarlo: nos ha hecho muy felices. Fue como volver al lugar al que perteneces, un experimento social que efectuado con responsabilidad podría arrojar un poco de luz sobre de la humanidad. Lástima que la sociedad es hipócrita y manipulada por una falsa moral.


La Casa Club Paraiso SW de Mérida, Yuc. organiza fiestas cada mes que se difunden por medio de su página de Facebook, Eventos SW en Mérida.



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